Cómo estudiar una partitura coral

Muchas veces cantores y cantoras me dicen que emplean mucho tiempo en una partitura y no siempre obtienen buenos resultados. Algunos no saben por dónde empezar; otros emplean demasiado tiempo y se agobian; otros sí la aprenden, pero al ponerla en común se pierden. Toca, por tanto, exponer un método que sirva para que aprender una partitura de música coral, además de fácil, sea eficaz.

Si tienes conocimientos musicales posiblemente te podrás saltar unos cuantos pasos de este método. Pero si no es tu caso lo que voy a contarte te interesa. ¡Y mucho!

Este (mi) método lo divido en 4 partes:

  1. Cuando llega la partitura a mis manos
  2. Lectura del texto
  3. Aprendizaje de mi melodía
  4. Autoevaluación.

1. Cuando llega la partitura a mis manos

Seguro que a tu director le ha costado mucho elegir el repertorio y, cuando por fin se ha decidido, no espera que tu primera reacción sea «¡esto no me gusta¡» o «¿vamos a cantar otra vez en inglés?». ¡No seáis ingratos! Dadle las gracias y, lo más importante, dadle una oportunidad a la obra que tenéis delante. Posiblemente os sorprenda.

Ya tengo la partitura delante de mí. El primer paso de es hacernos una idea general de cómo es la canción. Para ello vamos a hacer dos cosas, una práctica y otra teórica:

1. Práctica: escuchar la obra

Vamos a buscar en alguna plataforma musical (Youtube, Spotify…) una versión de nuestra canción. Eso sí, no nos sirve cualquiera: deberemos fijarnos si hay varias versiones y encontrar la nuestra, según quién haya hecho los arreglos musicales (lo cual suele aparecer debajo del título a la derecha). Esto es muy habitual en la música tradicional o popular. Deberemos por tanto buscar nuestra versión en concreto.

Por ejemplo, en mi coro vamos a cantar Londonderry Air, con arreglos de Everard Sigal. Para buscarla en Youtube deberé indicarlo así en el buscador: «Londonderry Air Everard Sigal«. De esa forma tendremos más posibilidades de encontrar nuestra versión. Algunos vídeos además lo indican en el título o en la descripción.

Si no hacemos esta búsqueda tan específica posiblemente escuchemos una versión que no se corresponda con la que tenemos y no podremos hacernos una idea REAL de cómo suena nuestra pieza. Aquí tenéis un ejemplo: la misma canción, Londonderry Air, con dos arreglos musicales diferentes, uno de Bob Chilcott y el otro de Everard Sigal.

Versión con arreglos de Bob Chilcott

Versión con arreglos de Everard Sigal

Otras veces encontramos nuestra canción más fácilmente, pero hay tantos vídeos que uno no sabe cuál escuchar. Mi consejo es:

  • Si la obra está en idioma diferente en castellano, busca una versión cantada por un coro nativo de esa lengua (canción italiana = coro italiano).
  • Si la obra está en castellano o latín, busca la que tenga mejor pronunciación.
  • Si está bien pronunciada, que también esté bien afinada.

Hay que llevar cuidado con ese último punto, porque puede ocurrir que no siempre encontremos contenido de calidad. En este caso lo mejor es pedirle a vuestro director que os indique una buena versión para escucharla y haceros una idea.

2. Teórica: hacer un pequeño análisis

Después de escuchar la obra vamos a hacer un análisis sencillo a simple vista, fijándonos en lo siguiente:

  1. Duración de la obra: tan fácil como contar las hojas que tiene. No es lo mismo estudiar una obra que ocupa una cara de un folio que una obra de 30 hojas.
  2. Reconocer y marcar las partes que tiene: vamos a fijarnos en los símbolos y marcas de repetición. También nos puede servir si nos encontramos con varias indicaciones de velocidad o tempo, ya que esto posiblemente nos determine las secciones.
  3. Tipo de obra: nuestro director nos habrá informado, claro, pero nos puede ayudar mucho saber qué tipo de obra vamos a cantar (sacro, habanera, motete, oratorio, contemporáneo…).
  4. Quién es el compositor: nos sitúa en un determinado siglo, época y estilo compositivo. No tiene nada que ver una obra de Francisco Guerrero con otra de Camille Saint-Säens.

¡Importante!

Cuando es una obra que ocupa dos páginas la mejor opción es tenerla en dos hojas separadas. De esta manera, cuando la pongamos en nuestro libreto, controlaremos la obra de un solo vistazo.

2. Lectura del texto.

Una vez hemos escuchado nuestra obra y realizado nuestro análisis, vamos al siguiente paso: trabajar el texto.

Lo primero: vamos a extraer el texto de nuestra canción a una hoja aparte. Si es nuestra lengua materna –en mi caso, español- será más fácil trabajar con ella. Pero si es una obra en una lengua que no conocemos, como el latín, (en el caso de la mayoría del repertorio sacro), deberíamos buscar una buena traducción y unas normas de pronunciación.

Lo ideal es tener una «libreta de los idiomas», donde ir apuntando estas normas de pronunciación, de manera que podamos recurrir a ella cuando tengamos otra obra en el mismo idioma. Como decía Unamuno, “más vale lápiz corto que memoria larga”.

Nuestro siguiente paso sería hacer una lectura comprensiva del texto general. ¡No podemos cantar una obra sin saber su significado! Si no está en castellano, leeremos su traducción y luego el texto original, aplicando las normas de pronunciación que hemos visto antes.

Por último, con un fluorescente de color claro subrayaremos nuestra voz. Podéis subrayar el texto, la música o ambos, según os aclaréis mejor. El objetivo es saber situarnos en nuestra línea y saber dónde tengo que leer cuando cante. Después de subrayar, leeremos el texto correspondiente a nuestra voz.

3. Aprendizaje de mi melodía.

Si habéis hecho todo el trabajo anterior todo lo que viene a continuación os va a resultar muy fácil. ¡Así que vamos a ello!

Para estudiar la melodía de mi voz hay varias opciones, dependerá de vuestro director, los medios que tenga y conozca y la madurez del coro:

Existen grabaciones en Youtube por voces. Para ello sólo tenemos que poner en el buscador el nombre de nuestra canción + nuestra voz. Por ejemplo, «Signore delle cime soprano«

También son muy comunes los odiados/amados MIDIS: son versiones instrumentales, hechas por ordenador, en los que suena la melodía de una voz determinada con un acompañamiento de fondo. Tiene la desventaja de que al no tener el texto pueden ser complicados de entender para personas sin muchos conocimientos musicales.

Voz de soprano, con MIDI

Por último, el uso de audios cantados por vuestro director, cantantes profesionales o amateur. En este caso (como en el primero) tenemos la melodía de nuestra voz, cantada con el texto, lo cual supone una gran ayuda para coros amateurs. Tiene la desventaja de que si el cantante no es profesional puede haber errores de afinación, pronunciación o texto.

Al margen de qué tipo de audios utilicéis, lo realmente importante a la hora de ponerse a estudiar es hacerlo por frases musicales o de texto. Intentar aprenderse la canción del tirón es inútil y una pérdida de tiempo.

Pasos para aprender la melodía de mi voz:

  1. Escuchamos tres veces la primera frase de la melodía (hasta la primera respiración, pausa o silencio). SIN CANTAR.
  2. La volvemos a escuchar y cantamos al mismo tiempo.
  3. Repetimos para corregir errores
  4. Siguiente frase: escuchamos 3 veces SIN CANTAR.
  5. Escuchamos esta frase otra vez y cantamos al mismo tiempo.
  6. Repetimos para corregir errores
  7. UNIMOS primera y segunda frase.
  8. Mismo proceso con toda la obra

4. Autoevaluación

Este es un punto muy importante en el proceso de aprendizaje: la autoevaluación. Normalmente se tiende a cantar la canción entera, cerrar el libreto y esperar hasta el siguiente día de ensayo. Aquí está el error. La palabra evaluación nos suena a «examen» y nos entra miedito.

¡Fuera miedo!

La autoevaluación nos va a servir para detectar puntos fuertes y débil, así como mejorar y reforzar nuestra melodía. De menor a mayor dificultad podemos evaluarnos de la siguiente manera:

1. La forma más sencilla: consiste en poner el audio de vuestra voz, cantarlo al mismo tiempo y grabarlo. Luego os escucháis y comprobáis dónde están los fallos para solucionarlos.

2. Usar una versión instrumental de la canción, con la base armónica, donde NO aparezca vuestra melodía de forma explícita. De esta forma hacemos un doble ejercicio: concentración en la melodía y aprendemos a prestar atención a la armonía de la canción.

3. El paso más complicado sería usar una versión “todas menos una”, es decir, todas las voces menos la mía. De esta forma refuerzo mi melodía, presto atención a la armonía y focalizo la atención en mi propia voz para no cambiar mi nota por otra de las que están sonando.

Por último, tened en en cuenta que si algún compás o fragmento se os atasca… pues tampoco pasa nada. Puedes quedar con algún compañerx de cuerda. esperar a ponerlo en común en el siguiente ensayo, preguntar a tu director…

Consideraciones finales

Hay que tener en cuenta que este «método» es general para aprender una obra de música coral, pero el aprendizaje va a depender mucho de:

  • La dificultad de la canción.
  • La longitud de la canción.
  • Si es homofónica o contrapuntística.
  • Si tiene varios movimientos o secciones.
  • Si conozco el idioma o no.
  • La época de composición de la canción.
  • Y un largo etcétera.

Si habéis llegado hasta aquí… ahora os toca poner este método en práctica. ¡Mucho ánimo!


¿Qué te ha parecido este artículo?

Puntuación: 4 de 5.

22 comentarios

Deja un comentario