Regina caeli (G. Aichinger)

Hoy os traigo el tutorial de un compositor menos conocido pero no por ello poco importante: Gregor Aichinger (1564?-1628). «Regina caeli» es una obra brillante, majestuosa, que se puede cantar tanto en una Liturgia como en un concierto de música sacra. Eso sí, aunque a priori pueda parecer fácil tiene algunas partes de difícil ajuste. ¡Más abajo os explico!

Aquí os dejo la partitura, como siempre, con fines educativos y pedagógicos:

Escuchar la obra

Aquí os dejo una versión cantada por el grupo Cantores Carmeli, de Linz, con partitura.

Y esta otra versión más rápida del Venice Monteverdi Academy Choir, con introducción de órgano.

Análisis de la obra

Este motete está divido en tres partes: la primera funciona como un estribillo, que se va a repetir de forma alterna entre las otras dos partes, que hacen la función de «estrofas»:

  • Del compás 1 al 12 encontramos la melodía principal de la canción: «Regina caeli, laetare, alleluia», que se repetirá un total de tres veces, antes y después de cada una de las otras partes. Todas las voces -excepto el tenor- van con el mismo ritmo y texto. El tenor tiene el mismo texto pero repite más veces la palabra «laetare», creando un contrapunto de gran belleza. Al final, todas las voces confluyen en el último «alleluia».
  • Del compás 12 al 20 tenemos la segunda parte, con escritura de contrapunto imitativo: sopranos, altos y por último tenores. Bajos no cantan. La melodía de sopranos y tenores es prácticamente la misma -basada en el canto llano del Regina Caeli-, desarrollándose hasta confluir en la cadencia final. La voz de contralto desarrolla un largo melisma con la vocal «a» hasta la resolución en acorde de dominante (¡tensión!).
  • Del compás 21 hasta el final las voces vuelven a funcionar con contrapunto: comienzan todos a la vez pero luego cada voz desarrolla su propia melodía, a veces con homorritmia y otras no. Sopranos y tenores confluyen en «Ora pro nobis», al que responden las altos para confluir en un nuevo «alleluia». Luego son los bajos los que coinciden con las sopranos y así las melodías van pasando de una voz a otra hasta la resolución final, nuevamente en acorde de dominante. Esta vez son los tenores los que resuelven con una bordadura descendente.

El tempo, como es habitual en la música del Renacimiento, no aparece indicado en la partitura. La primera parte está en 3/4 y las otras dos en 2/2, por lo que debemos entender que la primera debe ir un poco más rápida que las otras. Es decir, pulso 3/4 = pulso 2/2.

El texto de esta obra está en latín. Es una antífona mariana, que se canta a la Virgen desde el Domingo de Resurrección hasta el Domingo de Pentecostés, sustituyendo al Angelus durante el tiempo pascual. Aunque no se conoce el autor, ya se rezaba en el siglo XII. Aunque en la liturgia se usa habitualmente la versión en canto gregoriano, su texto ha sido musicalizado por numerosos compositores a través de la historia: Tomás Luis de Victoria, Hernando Franco, Claudio Monteverdi, Mozart (compuso tres), Johannes Bramhs, Antonio Vivaldi, François Couperin

Gregor Aichinger fue un sacerdote, organista y compositor musical. Fue uno de los primeros alemanes en recibir educación musical italiana, junto con Hans Leo Hassler. Fue alumno de Andrea Gabrieli y Orlando di Lasso. Estuvo al servicio del patricio Jacobo Fugger, en Augsburgo, el cual escribió:

«Aunque Hassler sobresalía en intelecto y originalidad, ambos maestros tenían en común el que combinaban las sólidas características del arte alemán con las refinadas formas del genio italiano (…). Aichinger en particular se distingue por la calidez y ternura del sentimiento que bordea en suavidad, la cual está impreganada de gran devoción. Mientras tanto, no carece de solemnidad y sublimidad»

La mayor parte de sus obras son de música sacra, entre las que se encuentran sus Sacrae cantiones (Canciones sacras) para 4, 5, 6, 8 y 10 voces y sus Canzonette spirituali (Cancioncillas espirituales), misas y Lieder espirituales. Además de las anteriores, de entre sus publicaciones destacan sus «Liturgica, sive Sacra Officia ad omnes dias festos Magnae Dei Matris«, (Augsburgo, 1603) y «las «Tricinia Mariana» (Insbruck, 1598).

LECTURA DEl texto

Os dejo el texto en latín del texto completo y su traducción al castellano:

Para saber más sobre la pronunciación del latín all’taliana podéis consultar este enlace.

APRENDER LA MELODIA

Para aprender la melodía podéis utilizar estos enlaces instrumentales en formato MP3:

Algunos consejos para su aprendizaje:

  • La primera parte es la más sencilla (y la más pegadiza). Los tenores deben llevar cuidado con sus respiraciones, que deben ser muy breves para que puedan entrar donde corresponde. Muy importante confluir en el «Alleluia» final.
  • La segunda parte no es difícil pero tiene otras complicaciones: importante que ninguna voz acentúe la sílaba final en la palabra «meruisti«. Las contraltos deben cantar su frase con agudos bonitos y ligeros, sin apretar la «a» en su melisma y sin tener prisa por resolver en la cadencia final. Y el tenor debe entrar como imitación a la soprano y luego desarrollar su propia melodía, teniendo en cuenta que no debe destacar demasiado, ya que hace la función de bajo.
  • La tercera parte tiene más complicaciones:
    • Soprano: en la bajada de c24-c27 no empujar la sílaba «dixit«. Los agudos, con mucho espacio arriba, que suenen solemnes. Cuidado con la redonda del c34.
    • Contralto: tenéis muchos compases de silencio que hay que respetar. No alarguéis notas que lleven después un silencio y cuidado con las entradas de «Ora pro nobis«: nunca entráis con el resto del coro.
    • Tenor: la palabra «Resurrexit» debe ir muy bien medida, para que se acople al resto del voces. Vuestros «Ora pro nobis» deben sonar claros, pero sin sonar más fuerte que las sopranos. Atención a la cadencia final, no tengáis prisa en resolver. ¡Mirad a vuestro directorx!
    • Bajos: en la primera frase enfatizad la sílaba «SI» en «sicut dixit» y dejar el resto en el mismo hueco, sin empujar. Respetad los tres compases y medio que tenéis, escuchad lo que acaban de cantar los tenores e imitadlos con la misma intención y timbre. Vuestro último «Ora pro nobis» que se oiga con total claridad.

¡Hasta el próximo tutorial!


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