Gloria

Es el segundo de los cantos del Ordinario de la Misa, y por tanto forma parte de las piezas obligatorias en las misas de casi todo el año, tanto en la liturgia católica como en la ortodoxa. Se inicia justo después del Kyrie.

Es un himno muy antiguo y venerable. Su texto transmite alegría, júbilo. El texto comienza con las palabras que los ángeles utilizaron para anunciar el nacimiento de Jesús a los pastores (Lc 2. 14). Después se le añaden otros versos propios del rito cristiano.

El texto es bastante largo, por lo que se suele dividir musicalmente en dos periodos.

Gloria in excelsis Deo
et in terra pax hominibus bonæ voluntatis.
Laudamus te, benedicimus te,
adoramus te, glorificamus te,
Gratias agimus tibi propter magnam gloriam tuam,
Domine Deus, Rex cælestis,

Deus Pater omnipotens.
Domine fili unigenite, Iesu Christe,
Domine Deus, Agnus Dei,

Filius Patris,

Qui tollis peccata mundi,
miserere nobis;
Qui tollis peccata mundi,

suscipe deprecationem nostram;
Qui sedes ad dexteram Patris,

miserere nobis.
Quoniam Tu solus sanctus,
Tu solus Dominus,
Tu solus Altissimus, Iesu Christe,
Cum Sancto Spiritu

in gloria Dei Patris.
Amen.

Gloria en Dios en el cielo
y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad.
Te alabamos, te bendecimos,
te adoramos, te glorificamos,
te damos gracias por tu inmensa gloria,
Señor Dios, Rey Celestial,
Dios Padre todopoderoso.
Señor Hijo unigénito, Jesucristo,
Señor Dios, Cordero de Dios,
Hijo del Padre,

Tú que quitas los pecados del mundo,
ten piedad de nosotros;
Tú que quitas los pecados del mundo,
acepta nuestra suplica.
Tú que te sientas a la derecha del Padre,
ten piedad de nosotros.
Porque Tú eres el único santo,
Tú el único señor,
Tú el único altísimo, Jesucristo,
con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre.
Amén

Al ser un motete de texto largo su estilo es menos melismático que el Kyrie, alternando con pasajes de estilo homofónico. ¡Si hubiera pasajes melismáticos el Gloria sería eterno!

Esta división del texto en dos partes tiene su por qué musical: la primera parte termina con una cadencia en el tono principal. La segunda parte, a partir de “Qui tollis peccata mundi” es la que conduce hasta el final de la obra.

Es importante destacar que este canto debe contrastar con el carácter serio y penitencial del Kyrie. ¿Cómo debe ser este contraste?

  • La primera parte debe tener un tempo más movido, rápido, una intensidad mayor y un carácter diferente al Kyrie que acaba de sonar.
  • La segunda parte, por su texto, vuelve a esa idea penitencial e introvertida que teníamos en el Kyrie, buscando el contraste sonoro con la primera parte y conduciendo al final del texto.
  • Por último, desde la frase “Quoniam tu solos sanctus” hasta el “Amen” final el texto vuelve a ser jubiloso, por lo que todo vuelve a ser como al principio: tempo movido, intensidad, ritmo…

Siguiendo con el ejemplo de la Misa de Schubert -que vimos en el post anterior sobre el Kyrie- vemos como el Gloria se ajusta perfectamente a este esquema, dejando para la parte penitencial un contraste con dos solistas, soprano y bajo, a modo de antífona, cambiando el carácter y tonalidad de la obra hasta llegar al Quoniam. Aquí vuelve el tono jubiloso del principio con el mismo tema musical que desarrolló en la frase “Gloria in excelsis Deo”.

Este contraste entre partes también lo podemos ver en el Gloria del compositor francés Charles Gounod. Tras acabar la primera parte enlaza con las voces masculinas, bajando el tempo a Andante en la parte central, que conducen la melodía hacia la segunda parte, cambiando a modo menor. Con la palabra Quoniam vuelve a recuperar el Allegro del inicio: mismo tema musical, pero desarrollado de otra manera para crear un final conclusivo jubiloso y exultante.

Para terminar, os dejo algunas curiosidades que he encontrado sobre el Gloria:

  • Cuando la primera frase, “Gloria in excelsis Deo”, se interpreta como intonatio gregoriano, es muy importante que esté en el mismo modo en el que luego se va a desarrollar el resto del canto polifónico. ¡Y cantado por un varón solista! El Gloria polifónico se canta a partir de la segunda frase.
  • Las estrofas están ordenadas en pareados, con un ritmo muy marcado. Esto es más evidente en la versión versión griega original que en la latina.
  • En sus inicios su rezo sólo estaba permitido a los sacerdotes durante la Pascua. Pero a finales del siglo XI se les dio permiso a los celebrantes para que pudieran cantar el Gloria en todas las misas festivas. Eso sí, nunca durante el Adviento, sólo durante la Misa de navidad.
  • Gloria y Te Deum son los únicos cantos supervivientes en la Liturgia Romana de los psalmi idiotici (salmos compuestos por un particular), que fueron muy populares durante los siglos II y III.
  • En algunas Misas especiales (como la Vigilia Pascual, la Misa de la Santa Cena o la Misa del Gallo) el canto del Gloria suele ir acompañado del repicar de las campanas del templo.

Y para la próxima entrega, el Credo, con un texto aún más largo que el Gloria.


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